Los feminicidios
y el narco son parte del sistema, no una desviación de este: con esta
afirmación provocadora inició el escritor, pensador y activista uruguayo
Raúl Zibechi la charla “Retrocesos y horizontes. Una agenda urgente en
materia de Derechos Humanos”, en la Universidad Iberoamericana Puebla.
Durante la
conferencia realizada en el marco de la conmemoración del Día
Internacional de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, Zibechi dijo
que no basta con decir que los Derechos Humanos están siendo violados y
que la agenda para las autoridades sería tal, porque esa agenda no se va
a cumplir.
Para entender lo que está pasando ahora con el control del Estado y el respeto a los Derechos Humanos,
el escritor se remontó a la historia de Latinoamérica: primero había un
Estado de bienestar, a la “latinoamericana”, seguido de un Estado
soberano, seguido de una etapa donde el Estado apenas y se preocupaba
por la población. Pero en la década de los 70 hubo un desborde social
desde abajo, un desborde de las formas tradicionales de control.
El uruguayo
explicó los cambios sociales son un ejemplo del crecimiento de las
ciudades, con el desborde de la trama humana. Cuando las ciudades crecen
sin orden, las formas tradicionales del disciplinamiento aplicadas por
el Estado ya no funcionan. Esto, refiriéndose al control de espacios
cerrados como fábricas, oficinas, etc. Pero, ¿qué se hace para controlar
a la población que vive fuera de estos espacios cerrados? La disciplina
ha dado paso a otras formas de control a cielo abierto, dijo Zibechi.
Para quienes viven dentro de la formalidad y la trama urbana, uno de
estos métodos es la tarjeta de crédito con el endeudamiento.
Y para
quienes viven en la zona del “no ser”, donde los derechos y la humanidad
no son respetados, empiezan a tallarse otras formas de violencia para
controlar: paramilitares, narcos, feminicidios.
“Hago la pregunta al revés: ¿qué pasaría con esos jóvenes de los sectores populares pobres si no hubiera narco ni feminicidios,
dónde estarían?”, cuestionó Zibechi. Dijo que el sistema aprendió a
utilizar al narco contra los sectores populares como una forma de
disciplinamiento y control en espacios “a cielo abierto”, en cada caso
con una lógica particular.
Antes los
Derechos Humanos tenían un valor y se disputaban ante el Estado y el
capital, se conseguían victorias. Ahora, dijo el escritor, se ha creado
una amplia gama de emprendimientos para sobrevivir y para hacer respetar
los Derechos Humanos. “La pregunta es: cómo trabajamos los DDHH, la
autoprotección de la vida que es nuestra sobrevivencia cuando el estado
sólo nos manda violencia?”. Ahí mencionó ejemplos de lo que se hace en
varios países de Latinoamérica, desde la recuperación de fábricas hasta
las organizaciones autónomas indígenas.
Pese a estas
nuevas formas de organización y defensa, dijo que la gente no va a
dejar de reclamar ni exigirle al Estado, ni tampoco de señalar las
violaciones a los Derechos Humanos. “Eso se hizo durante décadas y se
seguirá haciendo, lo seguiremos haciendo, pero eso no alcanza”, dijo
Zibechi. Las estrategias de la sociedad han cambiado. Durante años la
clase obrera organizada en sindicatos, estudiantes, campesinos, tuvieron
la lógica de la demanda al Estado, pero el sistema muta desde 1968,
generando nuevas formas de hacer valer los Derechos.
También las
formas del Estado cambiaron: para controlar a los habitantes de los
espacios a cielo abierto ha usado también políticas sociales, todas
relacionadas a la “integridad de vida”. Y las formas de dominación, dijo
Zibechi, se han complejizado.
En el tema
específico de los feminicidios, el pensador dijo que este fenómeno es
parte del control a cielo abierto. No hay una razón ni una explicación
sencilla que revele por qué se está matando a las mujeres. “¿Cuándo
sucedió que el cuerpo de la mujer no es sólo matado sino
descuartizado?”, se preguntó. Ejemplificó con el descuartizamiento de
Tupac Amaru: cuando lo descuartizaron, descuartizaron también a un
pueblo entero. La violencia contra la mujer no es sólo material sino
simbólica, es hacer en una y enviar un mensaje a todas.
Lo que se ve
hoy en día no es el patriarcado de antes, es otra cosa, dijo. Lo de hoy
es “una violencia que llama a todas las mujeres y sobre todo las
jóvenes a “quédense en cama tranquilitas, no molesten. Ni en la maquila,
ni saliendo de su barrio, ni vistiéndose como putas”, dijo.
Los que asesinan a las mujeres no las ven como seres humanos, sino como
cualquier cosa que se puede matar y descuartizar. En esta realidad no
sólo local sino nacional y regional, no hay gobierno ni fuerza política
que pare los feminicidios.