Primero desapareció. Luego su condición empeoró a "muerto hallado cerca de campo militar" para luego mejorar a "está hispotalizado gravemente herido". Se dijo que le cortaron la cabeza y también que esta fue paseada por Querétaro. Lo único comprobado es que no está y pocos, entre ellos el gobierno federal, deben saber dónde está.
Al margen de su paradero es interesante diseccionar el comportamiento de las autoridades cuando desaparece uno de los que conforman el primer círculo del poder en México.
Medios:
Todos se alinean ante el silencio oficial e incluso alegan cuestiones "de respeto a la familia" para dejar de hablar de lo que es de interés público. De esta forma la función social de los medios informativos se debilita por los compromisos políticos.
Justicia:
Los ministerios públicos se someten a los procesos de investigación paralelos al estado. Las llamadas furtivas entre altos mandos militares y policiacos consultando a sus contrapartes del hampa, indagando el motivo por el cual aqué fue levantado o secuestrado. Negociaciones extrajudiciales que son permitidas de forma extraordinaria para aquellos que siempre han vivido en los lindes de la ley pero haciéndo negocios de ella.
Sociedad:
La mayoría encuentra la tragedia de la desaparición como algo inevitable, previsible, debido a las actividades litigantes del desaparecido. Incluso existe una especie de sentido de retribución y alegría malsana por el hecho.
Lo único cierto es que nadie de esos, los que ahora exigen silenciar especualciones, estan menos seguros que nunca.
Daños colaterales del mal karma, quizás.
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